TECNICAS PARA MEJORA LA CAPACIDAD DE LECTURA RÁPIDA
Con un poco de práctica, se puede pasar de 250 palabras leídas por minuto a 400, y sin disminuir un ápice la comprensión lectora.
Las técnicas de lectura rápida pueden resultar muy útiles para profesores, estudiantes, blogueros que reseñan varios libros a la semana en su sitio web, lectores profesionales y editores, documentalistas, catalogadores y bibliotecarios…
Es común la creencia de que leer prestando atención a cada palabra que conforma un texto es la manera más eficaz de encarar la lectura. Sin embargo, se trata de una presunción errónea, puesto que está comprobado que leer rápido, siempre que se haga bien, resulta bastante más productivo:
• se gana tiempo
• se mejora la comprensión de lo que estamos leyendo
• es más fácil memorizar, puesto que se aprecia el texto en todo su conjunto
• es más factible discernir las ideas principales.
Por el contrario, quien se detiene palabra por palabra corre el riesgo de no extraer las conclusiones oportunas, pues se esfuerza demasiado en enlazar significados, así como de perderse en el camino, por lo que la comprensión lectora se ve mermada.
El peor enemigo de la lectura rápida es la falta de práctica. Con un poco de entrenamiento, casi todo el mundo es capaz de duplicar su velocidad de lectura, manteniendo e incluso superando el nivel de comprensión lectora. De media solemos leer unas 250 palabras por minuto, pero con práctica podemos llegar a las 400.
Técnicas para mejorar la capacidad de lectura rápida
Para dominar la lectura rápida hay que entrenarse leyendo mucho y corregir ciertos hábitos que la entorpecen. A continuación encontrarás varios consejos útiles para incrementar dicha habilidad:
• No leas más rápido de lo que tu capacidad de comprensión permite. Se trata es de enterarse del contenido, no de competir con uno mismo sin resultado alguno.
• No vocalices, ni en voz alta, ni con silabeo ni con cualquier tipo de sonido o movimiento de labios. Esta costumbre solo consigue adecuar la velocidad de lectura a la de nuestra pronunciación. Leer en silencio multiplica la velocidad, puesto que el cerebro es más rápido que la boca. Tampoco es buena idea utilizar el dedo o un bolígrafo para seguir el ritmo de la lectura.
• Amplía tu vocabulario con consultas al diccionario cuando no sepas el significado de una palabra. Hacer fichas con términos y su significado y aprenderlos reportará beneficios a posteriori.
• Presta atención a las palabras e ideas clave del texto.
• No leas una frase o una palabra que ya hayas leído.
Ejercicios para practicar
• Durante 15 ó 20 minutos al día, practica la lectura tratando de mejorar la rapidez y la comprensión. Al cabo de tres o cuatro semanas comprobarás que te resulta mucho más fácil.
• Para medir los resultados, cronometra cuánto tardas en leer un capítulo de un libro y calcula cuántas páginas por hora puedes leer. Apunta los resultados y compáralos semanalmente.
• Técnica de las tres páginas: escoge tres páginas de un libro. Lee la primera a tu ritmo habitual; la segunda, a toda velocidad, aunque no comprendas nada; lee la tercera página más rápido de lo normal, pero tratando de entender lo escrito.
• Técnica Skimming: consiste en localizar las ideas principales de un texto pasando la vista por encima. Tan solo interiorizamos las claves de lo que leemos, como si hiciéramos un telegrama mental, prescindiendo de aquellas palabras que no son esenciales para captar la idea.
• Técnica de la postal: coge una postal o cartulina y colócala bajo la primera línea de un texto, a poder ser extenso. Mientras lees, línea a línea, trata de aumentar la velocidad de lectura según bajas la postal al siguiente renglón. Esto sirve para ampliar progresivamente el campo de visión, pudiendo captar de una ojeada todas las palabras de una línea.
FUENTE y FOTO: CONECTADOS.COM