EL TRIÁNGULO QUE TE DARÁ UNA BUENA INVERSIÓN

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Actualmente se está generando un pensamiento mediocre que considera el fracaso como un excelente medio para aprender y tener nuevas experiencias en el mundo de negocios. Así no es la vida real.

El poeta alemán Rainer María Rilke, expresa así nuestra verdad:

“En la vida no hay clases para principiantes; enseguida exigen de uno lo más difícil.”

Es fácil decir que de los errores se aprende cuando el capital invertido no lo ha trabajado uno, pero la buena noticia es que puedes evitar esos errores desperdiciar tu dinero. Todos podemos cometer errores, pero qué mejor si los podemos evitar.

Te presentamos tres ángulos de cómo evaluar una inversión o una compra sin saber mucho de números.

El triángulo, es una de las figuras geométricas más sencillas. Es la estructura más fuerte en la arquitectura ya que logra sostener el peso de grandes edificios, puentes y estructuras sin deformarse. Esto sucede gracias a la repartición del peso entre sus ángulos.

Si llevamos el triángulo a los negocios consideramos que debe haber fundamentos igual de sencillos para no cometer errores de inversión. Es importante asimilar en nuestra vida estos tres principios fundamentales para evaluar si una inversión, un proyecto, o incluso hacer una compra te conviene.

Existen en el mercado bastantes proyectos de inversión, propuestas de empresas, modelos de negocios y formas de ganar dinero. La clave está en encontrar cuál realmente es el adecuado para ti y con cuál ganarás las utilidades que estás esperando.

De las empresas más reconocidas estilo piramidal (evaluadas por sus niveles de ingreso), según este estudio en 2016, tenemos los ejemplos de Amway, Avon, Herbalife, Mary-kay, Karatbars etc.

Éstas son reconocidas por que generan utilidades “fáciles”, pero no es la única, ni la última forma de invertir. Alrededor de ti hay gente que está creando empresas, tiene proyectos y busca alguna forma de financiar sus ideas. Por ello estos tres principios te serán de gran utilidad para generar un futuro financiero sólido como inversionista.

1. Tiempo

Curiosamente el personal de ventas de cualquier empresa, sin importar el giro, está interesado en cerrar el negocio cuánto antes. Nos asustan con sus herramientas principales: “compra ahora”, “te doy el mejor descuento”, “la promoción se acaba mañana”, “hazlo ahora y…” y estas estrategias son meramente presión emocional por las cuales percibimos una necesidad de urgencia. No les creas, pide al inversionista un poco de espacio.

Debemos ejercer un cierto nivel de negociación para exigir tiempo. Hay que ver todas las posibilidades de negocio y dejar reposar la idea. No pienses sólo en las utilidades potenciales, reflexiona que las ventas generan un cliente a la vez.

Como sugerencia personal, no pienses en el valor futuro que te pueda dar el proyecto si no puedes ver a corto plazo la venta objetiva de un cliente. Los negocios necesitan tiempo.

Sacar a quienes buscan inversiones de sus esquemas te da poder en la negociación, ellos están ansiosos por responder a tus preguntas, concédeles ese placer sin mostrar grandes signos de emotividad.

Arguméntales con enunciados como: “sí me interesa, quiero invertirle a tu proyecto porque le veo todas las bondades, necesito un poco más de tiempo para ofrecerte mi mejor respuesta; ¿por qué no me extiendes esta oferta por un mes?”.

Los agentes como resultado, te ofrecerán automáticamente hablar con su jefe, “de manera excepcional”, para evaluar la situación de descuento; no tengas miedo de dejar la negociación para el día siguiente.

Si el producto o proyecto realmente es sólido no se derrumbará con el tiempo y dejará de ser un fuego artificial que nos divierte por instantes.

El decir “tiempo” no son meses o años, es el tiempo que tú necesites para salir del calor apasionado y que puedas aclarar la visión para pensar con objetividad.

2. Conocimiento Personal

Quizá esta es la herramienta más complicada que puede haber. Todos tenemos una personalidad que se ha desarrollado durante  la vida.

Conocerte a ti mismo te dará las capacidad de saber en qué etapa de tu vida estás, qué personalidad tienes, qué posibilidades objetivas de inversión tienes, qué proyectos te gustan y porqué.

Existen dentro de las personalidades de inversión, gente apasionada que  busca pegarle a todas las inversiones sin analizar las situaciones, riesgos y rendimientos. A todo le dicen que sí.

Existe el lado opuesto racional que evalúa todas las opciones en el mercado, sólo ve la viabilidad por la rentabilidad. No tiene pasión, sólo ve números. A la mayoría de las propuestas responde negativamente.

La respuesta adecuada la dieron los romanos, “IN MEDIO EST VIRTUS” (en el centro está la virtud). Si te conoces a ti mismo entenderás qué tipo de inversión es para ti.

Descubre cuál es el modelo de negocio conveniente para tí, qué personas conoces, cuánto conoces del giro de negocio, cómo se mueve la industria, cómo está el mercado, cuántas energías necesitas para llevar adelante el proyecto, cuánto tiempo tienes, en cuánto tiempo real se te regresa la inversión y sobre todo evalúa si te apasiona la idea y es rentable.

Aprende a escuchar las opiniones de otras personas. Consulta a gente especializada en el área o simplemente a gente más experimentada que tú. No temas ser sincero contigo mismo.

3. Trabajo

Las cosas no son tan fáciles como aparentan. Triste realidad que el mercado no te compra tan fácil como parece, ni los tiempos tan rápidos como creías; la mayoría de tu familia te apoya pero no te compra.

Cuando tengas frente a ti una inversión, un proyecto, un negocio calcula que tendrás que invertir cuatro veces más el trabajo del que puedas proyectar. No existen las ganancias fáciles, seguras y menos si son de por vida.

Evidentemente la diversificación en tu portafolio puede ser el mejor camino para lograr una gran estructura económica; pero no olvides la gran Ley de Pareto: 80% de nuestras ganancias están dadas por 20% de nuestras inversiones.

Canaliza tu esfuerzo a lo que te va a generar el mayor ingreso y qué mejor si es esa inversión es lo que te apasiona, no se trata de trabajar muchísimo para alcanzar tus metas, se trata de trabajar con inteligencia.

Hemos considerado las herramientas clave para determinar la mejor forma para invertir tu capital. Evita errores. Tus mejores armas son el tiempo, el conocimiento de ti mismo, y el trabajo.

Evalúa tus opciones, más vale ser prudente ante una inversión que equivocarte por no analizar lo suficiente.

La excelente noticia es que haciendo tuyos estos principios fundamentales ya no temerás y lograrás detectar las oportunidades que puedan darte una economía estable, sólida y creciente.

Sé más consciente, evalúa tu entorno bajo estos principios. Haz costumbre de evaluar y cuestionar las pequeñas cosas, decía J.F. Kennedy:

«Nunca negociemos por miedo, pero nunca tengamos miedo a negociar»

Las oportunidades están frente a ti. ¡Toma el negocio o la oportunidad que  mejor te convenga!

FUENTE: ENTREPRENEUR

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